23.10.16

Sentarse a esperar la muerte

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“Nunca pensé que alguien podía sentarse a esperar la muerte”, dijo su madre al teléfono. 

Ella -al otro lado de la línea- estaba consciente de que llegaría. Sabía que la llamada telefónica vendría acompañada por miles de kilómetros de distancia. Tres países y una familia dividida.  



- ¿Se prepara uno para esperar la muerte? 
- No. 

Ella se preparó para recibir la llamada y aceptar la noticia con serenidad. Sabía que era lo mejor. Sabía que debía agradecer, pero no sabía que debía sentarse y simplemente esperar. 

Fueron días duros. Fueron noches largas. Un sobresalto acompañaba cada vibración del teléfono celular. 

Cuestionó cada una de sus acciones, cada una de sus palabras ¡y hasta sus pensamientos!

- ¿Fueron suficientes te quiero? ¿Sirvió de algo tener fe?
- No. No hubo suficientes te quiero y aferrarse a la fe sólo sembró falsas esperanzas. 

Fue alcanzada por su miedo más grande: enfrentar la muerte de un ser querido siendo parte de la diáspora. 

2 comentarios:

  1. Hija mía, bendiciones. Acabo de leerte. Y, como desde hace varios años, agradezco que estés en mi vida y la de mi hijo. Dios te cuide y sigue escribiendo; es un manera de paliar las dificultades y las angustias.

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    1. Como usted dijo en una entrevista: Escribir libera, te facilita la vida, permite sobre-vivir.

      Gracias a ustedes por traer a Leo al mundo y gracias a Leo por hacerme parte de la familia Barrera.

      ¡Los quiero!

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