Por fuera la razón prevalece, pero por dentro sigo siendo un cúmulo de emociones incontrolables.
Me quiebro, a menudo me quiebro.
A menudo también vuelvo a unir los pedazos. Vuelvo a unir los pedazos más veces de las que quisiera.
Anoche volví a sentir miedo.
Anoche volvió esa sensación de vacío. Volvió ese frío que me hace temblar el alma.
Anoche quise llorar pero me contuve.
Anoche no me quebré.
Anoche preferí escribir hasta quedarme dormida.
Muchas cosas han cambiado durante los últimos seis meses.
He tomado decisiones importantes; en ocasiones guiada por la razón y en ocasiones por la emoción. Los efectos y las consecuencias comienzan a sentirse.
Agradezco, evalúo, me cuestiono y vuelvo a agradecer.
Los últimos meses me han permitido reafirmar que lo más valioso es el tiempo y que lo más importante es el ahora.
Hace un par de semanas, creí haber superado la angustia que me genera el futuro, pero no; el origen de mis miedos sigue en esas preguntas que a diario invaden mi mente: ¿Dónde estaré? ¿Qué haré? ¿La gente que tanto quiero estará conmigo? ¿Tendré más sillas vacías?
Sigo aprendiendo a vivir el ahora sin remordimientos ni culpas.
Sigo aprendiendo que vivir es suficiente.
0 Acá puedes dejarme tus comentarios:
Publicar un comentario