Ha pasado una semana y tengo la certeza de haber tomado la decisión correcta.
He comenzado a dormir mejor.
Ahora me despierto tranquila, descansada, sonriente.
La presión en el pecho, por el llanto contenido, ya no está.
Poco a poco me voy descifrando. Poco a poco me voy reencontrando.
He decidido complacerme y celebrarme.
No siento obligaciones más que conmigo misma.
Solté una carga que no me correspondía y no me arrepiento.
La ropa me queda grande. Me he quitado un peso de encima.
Hoy, más que nunca, sonrío, agradezco y escribo.
0 Acá puedes dejarme tus comentarios:
Publicar un comentario