4.10.19

¡Esto sigue!

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Supe que no había marcha atrás el día en que dejé de extrañar y comencé a quererme. 

Descubrí que esperar no era la mejor manera de ser libre. Me detuve, respiré, decidí repararme y me fui.

Han pasado tres meses y me sigo levantando con más ganas de perseguir sueños que de enamorar a alguien.

La soledad me ha resultado más atractiva que cualquier persona porque la asocio con la libertad, esa que en este momento sólo significa felicidad.  

Sigo descubriendome, sigo encajando piezas y sintiéndome a gusto conmigo. 

Sigo sonriendo. Suelto, me dejo llevar y disfruto. 

Ahora vivo ligera y deliberadamente.

Tomo riesgos porque de eso se trata la vida: Lanzarse y hacerlo, ya está.  

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