Hace rato dejé de preocuparme por el mundo material. Es el camino interior el que me ha dado las experiencias más enriquecedoras.
Comencé a buscar respuestas a cuestiones esenciales de la vida y sentí fascinación por la conexión cósmica y la consciencia colectiva.
Decidí experimentar la consciencia abierta y el equilibrio. Por eso ahora dedico tiempo a la contemplación.
Ahora, más que nunca, creo en el valor de la palabra. Por eso hago votos de silencio.
Liberé mi mente de prejuicios y dejé de lado las creencias preestablecidas, porque creo que la libertad es parte del conocimiento.
Me convertí en una aventurera del espíritu y lo agradezco a diario.
Buscar y experimentar también ha sido una bendita buena decisión.
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