Escribo para revivir, para ser testigo de mi propio avance.
Hace un año me rendí, dejé que la intuición le ganara al miedo y conecté con el amor; ese que llevamos por dentro y que solo después de reconocerlo -y abrazarlo- se manifiesta en el exterior.
Hace un año, supe que el momento había llegado.
Hace un año, el universo hizo magia y comenzó a entrelazar las historias que yo elegí para trascender.
Hace un año, decidí llenar mi vida de azules, aposté a la liviandad y comencé a cumplir mis deseos del alma.
Hace un año, abrazo luces y sombras ¡y aún así permanezco en calma!
Hace un año, tengo tiempo para admirar, agradecer y conectar.
Hace un año, experimento más gratitud, más certezas, menos miedo y menos competencia.
Hace un año, el hilo que une almas se hizo visible, me volví a enamorar y comencé a bendecir las buenas decisiones.
En 2020, me elegí.
En 2021, me aplaudí.
En 2022 seguiré recorriendo el camino pactado sin miedo.
En primer lugar y en coherencia. Así me quiero siempre
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