Permitirse ser y permanecer.
Identificar emociones y sensaciones.
Externalizar pensamientos.
Llegar a nuevos acuerdos, sin limitar opciones y adoptando la liberación de ataduras como práctica diaria.
Cultivar el placer como camino de iluminación y expansión de consciencia.
Sentir la tormenta y dejarla pasar.
Así se sienten la individualidad, el desapego, la plenitud y el amor libre.
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