Soltar

Soltar.

Uno no "suelta" de un día para otro. 

Uno quiere creer que "suelta", pero en el fondo se aferra a eso que lastima. 

Yo me aferré. Quizás sin querer, pero lo hice.

Durante nueve meses y medio lo usé como recordatorio de lo que no quiero volver a tener en mi vida.

Durante nueve meses y medio jugué a las escondidas con el temor de repetir la historia.

No lo "solté". Lo tuve tan presente que estuvo a punto de alcanzarme de nuevo.  

Me sacudió. Me aterró. Me hizo sentir ganas de marcharme. 

Nuevamente estuve frente al miedo, pero esta vez no escapé hacia el otro lado. Esta vez, busqué ayuda y lo enfrenté. 

Nuevamente estoy del otro lado. Más ligera, más consciente, más agradecida. 

Sí, hoy puedo decir que estoy profundamente agradecida con todo lo que viví durante los últimos 10 años.

¿Por qué lo agradezco? 

Porque pude conocer lo mejor y lo peor de mi. 

Porque aprendí.

Porque pude tomar conciencia y finalmente SOLTAR. 

Ahora hay espacio para nuevas historias.

Ahora toca lanzarse, hacerlo ¡y ya está!

Eso es la vida.