Hoy, su memoria y la sabiduría tras esos ojos tristes volvieron a maravillarme.
"Tenía que dar todas esas vueltas para volver a ti", le dije.
Esta parte de la historia comenzó en un aeropuerto.
Allí, su voz pausada y su abrazo fueron cura para el alma.
Allí, se han fundido la emoción del reencuentro y el agradecimiento más profundo.
Allí, donde convergen cientos de historias, nos decimos "hola" y nos decimos "adiós". Siempre sonrientes. Siempre con la certeza de que volveremos.
Hoy, ese es mi deseo más profundo: volver. Volver y abrazarlo. Volver a abrazarlo.
Hoy, su memoria trajo respuestas.
Hoy, confirmé lo que ya sabía.
"Tenía que dar todas esas vueltas para volver a ti".
Hoy, valoro cada historia y cada decisión.
Hoy, agradezco, sonrío y escribo.
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